Creer en Dios y aceptar la salvación que él nos ofrece en la persona de Jesucristo, es tener acceso garantizado a la vida eterna y a una relación permanente con nuestro salvador.
Aunque todos nacemos con un deseo insaciable de tener más de todo, sobresale uno entre los que no pertenecen a la categoría del deseo de tener más, es el anhelo espiritual.